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Suave, aromático, evocador… el té blanco era conocido como el Elixir de la eterna juventud y la inmortalidad en China.

Tiene un alto poder antienvejecimiento. Es el antioxidante natural más potente que nos ofrece la naturaleza por su alto nivel de polifenoles, es muy conocido por aumentar las defensas del organismo, gracias a estos polifenoles se neutraliza la acción de los radicales libres, los cuales causan una oxidación de las células que, en ocasiones, pueden provocar cáncer, por otro lado, el té blanco es capaz de proteger la producción de lípidos 10 veces mejor que el té verde. Además este té por sí solo es bastante más eficaz que la vitamina C y la vitamina E juntas.

La clave radica en que solo se recogen los brotes jovenes de la planta, que es donde está concentrada toda la energía. Estos guardan todas sus propiedades en su máxima plenitud, ya que no sufren ningún tratamiento posterior, sino que se recolecta y se dejan secar al sol. La infusión del té blanco tiene muy poca cafeína y es de sabor suave y delicado.

Su delicadeza lo convierte en el té mas buscado de todos.